Amanecer triste de un 2 de marzo.
Y Villa Clara amaneció triste el 2 de marzo, como hace varios meses, cuando los eventos deportivos de la pelota hicieron una incisión en la psiquis de los que vivimos en esta tierra. Un juego de violencia matancera, condenó a uno de sus grandes pitchers, Freddy Asiel, que al decir de un prestigioso médico, si no esquiva el batazo de un pelotero subordinado a Víctor Mesa, hoy estuviera muerto.
Villa Clara está triste y a veces me pregunto ¿ Por qué? Una tiene que ver la vida sobre varias aristas, y en mi modesto criterio y sin ser muy conocedora del deporte, creo que el equipo se alzó sobre la estocada, logró clasificar y jugar, con juegos que excepto el de la gran final no fueron perdidos por amplio marcador.
Al menos dieron que hacer, luego de tantas lágrimas derramadas por este pueblo y que aun humedecen el alma de los que conocen o no conocen a Freddy, o los que sufrieron cada dolor del rostro y la dentadura de Ramón Lunar. Villa Clara amaneció sin que muchas personas sintieran el bullicio de los pájaros negros que dan vida y colorido día tras día a sus árboles en el Parque “Leoncio Vidal”.
Las escobas de los barrenderos se sentían agitadas, una forma de manifestar que estaban agotadas de barrer basura. Algunos de los consultorios tomaban la tensión arterial de los que el estrés y la impotencia le descompensaron la salud. No se trata de que gane uno u otro equipo, siempre hay un vencedor, pero de niña aprendí que los titanes como Maceo mueren frente a las balas.
Esta misma frase le dije a un añoso que sólo me respondió. Es verdad que le dimos el pecho a las balas en la batalla, pero en esta oportunidad y por el batazo de un pelotero de Matanzas al de Villa Clara, el equipo y el pueblo está triste. Simplemente porque en esta oportunidad, cortaron con violencia nuestras alas y luego los que podían dejarlas crecer, partieron sus brazos y torcieron su cuello.
Nunca pensé ver tanta injusticia. Dijo el veterano.
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