Se retiró en Mayúsculas Ariel Pestano.
Noche de luces y esperanzas en Santa Clara, truenos que en manos de los pirotécnicos iluminaron la noche y el corazón de los citadinos. Así lo vi, cuando hizo su entrada triunfal en el estadio Augusto César Sandino de la ciudad, el gran Ariel Pestano, a quien su pueblo despidió luego que su destreza y talento como receptor del equipo Naranja y otras veces de Cuba coló en mayúsculas en la historia del béisbol de la Isla.
Créame que no se mucho de deporte, sólo veo algunos topes decisivos de Cuba o cuando la batalla es en otras latitudes, y en dependencia de quien esté ganando, sin embargo la despedida del Pestano me conmovió, al ver a los seguidores del deporte nacional emocionados y a la vez triste por la llegada del Adiós de este hombre que por más de una veintena de años los hizo gritar de emoción por sus habilidades
Ese y otros instantes que se me antoja llamar gala deportiva para el jugador, hicieron mojar mejillas y él junto a su esposa e hijos me pareció gigante, con una mirada que parecía en el horizonte, quizás para grabar en su pupila, todos los momentos de su deslumbrante carrera. Por cierto, me penetró la llamita de su proceder en cada instante en que recordaban mediante imágenes de video sus actuaciones decisivas en partidos de béisbol.
Se veía a veces serio, a veces sonriente, a veces gigante, con todos los matices que nos ofrecen las emociones. Así lo observé, sobretodo cuando todos los organismos y aficionados le obsequiaban, con aplausos besos y algunos detalles materiales. Entonces me dije para resistir tanta emoción es porque debajo de su tórax se halla un corazón fuerte hecho para bombear junto a sus hazañas y penetrar en las arterias de su pueblo.
Medité y medité hasta que la noche de nuevo me sorprendió con nuevos fuegos artificiales, que se alzaban para besar las estrellas, quizás para acaricias el cuerpo de ese grande del béisbol cubano, Ariel Pestano.
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