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La Pulido

La Ola Amarilla de los Cubanos.

La Ola Amarilla de los Cubanos.

Cuba es una ola amarilla, La mayoría de sus habitantes desde hace días llevan  este color en  lazos, que colocan en su pelo brazos, pulsos, en fin, en  diversas partes de su  cuerpo,  que le brinda las opciones de cabeza tronco y extremidades

Por acá por Santa Clara no es diferente y las costureras activaron sus máquinas para hacer las cintas en  solidaridad con los hermanos antiterroristas presos en Estados Unidos, productos que comercio  expende en centros  por moneda nacional, al precio de   un peso  cincuenta centavos.

Esta es la reacción de la mayoría de los cubanos ante la alocución  de  René González, uno de los cinco que ya está en libertad y en la que exhortaba a nuestro pueblo a realizar iniciativas y  a usar cintas amarillas el 12 de septiembre, cuando se cumplen 15 años  del encarcelamiento de hombres inocentes.

Si norteamericanos desde otro país hubieran advertido del ataque a las torres gemelas el 11 de septiembre evitando el sabotaje que mató el corazón de miles de familias, la historia fuera diferente. Pero si al impedirlo el país de residencia de esos norteamericanos los coloca tras una reja, de seguro  Estados Unidos  arremete con sus armas contra  ese territorio.

Cuba  junto a los seres más nobles de este universo prosigue su  quehacer  para que liberen a Antonio Guerrero, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, y Fernando González.

Creyentes y no creyentes, se unen a ese clamor, que con pensamientos y acciones ya estremecen  las rejas que condenan la inocencia.

Por eso desde hace muchos días y aun cuando no hemos llegado al 12 de septiembre, millones de cubanos amanecen con su cinta amarilla, para que el mundo sepa que cuatro cubanos fueron condenados  en EE.UU por defender   a sus coterráneos de actos monstruosos. Ya Cuba sabe lo que es llorar por la muerte de sus hijos planificada y materializada  en tierras extranjeras.

Por eso por estos días la Isla se ve amarilla con los lazos solidarios colocados en el cuerpo de sus moradores. Es hora de que hombres inocentes besen en libertad  la tierra que los vio nacer.

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