Un Sismo n el alma de Villa Clara, Cuba.
Bajo un overol azul, que salpicaban sus lágrimas, sentía un ritmo inusual en el músculo cardíaco Era un hombre blanco, cuarentón, que se mantenía firme a pesar de los momentos tensos, que una madrugada fresca, acariciada por el viento, alzaban los sollozos de él y de muchos en el Palacio de Ajedrez del municipio de Santa Clara..!Había que vivirlo para sentirlo!. El adulto caminaba de un lado a otro, cerca del cadáver de quien fuera su doctor en la zona del Condado de la referida ciudad, un área de salud perteneciente al policlínico “20 Aniversario” donde laboró el doctor Eric Pérez de Alejo, uno de los cooperantes cubanos fallecidos el pasado 16 de abril, cuando un terremoto estremeció a Ecuador, tercera nación donde el especialista se desempeñó para a mitigar las dolencias humanas. Triste noticia, me comentó, el paciente, para luego afirmar “Nos robó el corazón, periodista no sólo por su talento, sino por la dedicación con que laboraba.” Cerca de ese trabajador estaba el féretro cubierto por la Bandera y escoltado en guarda de honor que de manera sistemática hicieron sus colegas de profesión y autoridades del Partido y Gobierno en Villa Clara. El lenguaje que prevalecía no necesitaba del verbo. Eran gestos y miradas nubladas de lágrimas por estas tres pérdidas de quienes se desempeñaban en Cuba, Por ejemplo del l policlínico “Marta Abreu eran plantilla los médicos Generales integrales, Bárbara Cruz de 46 años de edad y Leonardo Ortiz de 53, también fallecidos en el sismo. A Bárbara y a Leonardo los despidieron sus seres queridos y el pueblo de sus lugares de origen. La médica en Lajas, provincia de Cienfuegos y el médico en Manzanillo provincia Granma. Eric natural de Villa Clara, era oriundo de la llamada “Ciudad del Che, a la que con este hecho le pasó otro sismo por el alma. Cuentan y posteriormente la conocí que una mujer mulata y de mediana estatura, desde las 9 de la noche del día anterior se sentó en el Palacio del Ajedrez a esperar por el cadáver del Internacionalista. Me comentó que no lo conocía, pero si tenía tantas misiones como en Bolivia, Venezuela y Ecuador, donde no pudo culminar por su deceso, era un hombre bueno de los que llevan la luz de la medicina a otras tierras, y eso para ella bastaba para quererlo.. El lugar espacioso que acogió las honras fúnebres de Eric, vibraba entre lloros de consanguíneos y pobladores, allí un segmento importante de habitantes junto a Julio Lima, primer secretario del Partido en Villa Clara y la presidenta del Gobierno, Jorgelina Pestana, expresaban sus condolencias a los seres queridos; a esa progenitora con mirada perdida, que la naturaleza le arrancó de 41 años, la única semilla de sus entrañas. A esa esposa, licenciada en enfermería nombrada Maité Artiles, que ya sin fuerzas para llorar parecía mirar al horizonte, como buscando la vida de aquel galeno que partió al cielo, mientras que los niños de 9 y 14 años que les dejó, me dijeron que tenían el rostro contraído y mojado, por el primer golpe que le dio la vida. Escenas dolorosas, pero reales, las que vivimos este 21 de abril en el sepelio del Internacionalista, Eric Pérez de Alejo, y cuando yo miré por una ventana en que la claridad del día hacía de las suyas, me pareció verlo, estetoscopio en mano, para seguir tomando la pulsación en el planeta de los desposeídos..
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