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La Pulido

El esposo de la botella.

El esposo de la botella.

Un exalcohólico sonríe y me comenta:” llevo l798 días sobrio, gracias a la ayuda de los expertos del  centro de  salud mental del policlínico “20 Aniversario de Santa Clara”, Villa Clara, donde la asistencia ha logrado que digamos  adiós a los hábitos tóxicos, entre ellos el tabaquismo.”

Dice  que no sabe a la hora que se convirtió en alcohólico, primero tomaba los fines de semana, después todos los días y llegó el momento en que el buche era cada  una hora. Por supuesto que comenzó a tener problemas con su esposa, con sus hijos y hasta en el centro de trabajo.

¿Quién me iba a mantener?, -se pregunta- y luego expresa  “Ya en mi casa me escondían todo lo valioso para evitar  la venta de objetos derivados de los esfuerzos de la familia”. Un día se dijo: “Voy a buscar ayuda especializada, que a fin de cuentas es gratuita en Cuba.”

Este hombre trigueño y de mediana estatura, revela con satisfacción que la terapia le sirvió hasta para abandonar el cigarro. Perdió su matrimonio de 25 años, pero ya corrigió los orígenes de las desavenencias con  la madre y sus hijos.

Como él, otras personas con adiciones a las drogas lícitas o ilícitas acuden a  las unidades de salud mental que existen en  el sistema de salud cubano. Cada policlínico la ofrece .Por acá por Villa Clara,  el mayor porcentaje de las adicciones se relacionan con el alcoholismo que a veces mezclan con pastillas, o simplemente se embriagan con medicamentos  clasificados como drogas. Así me comentó la doctora Gipsy Díaz, especialista en Psiquiatría que labora en  el “20 Aniversario”.

Lo cierto es que el mayor porcentaje de los atendidos, manifiesta, no tienen recaídas ellos poco a poco se dan cuenta que vivieron muchos años presos por una adicción, que no sólo les afectó la salud, sino la economía y la estabilidad emocional en el hogar.

Algunos  exalcohólicos   hablan que  no disfrutaron de la infancia de sus hijos, pues llegaban tarde y ebrios a sus hogares. Lo dicen bajo una mirada empañada por las lágrimas, lágrimas que también han tenido las Maestras de algunos infantes cuando  un niños de la escuela primaria, hijo de alcohólico les dice.”Mi padre nunca me ha besado y cuando llega al hogar es para pelear o  castigarnos.

Y  en ese instante de algunas narraciones recordé a aquel ex alcohólico que afirma: Cuando uno es alcohólico,  el matrimonio,  los hijos y toda la familia se convierten en una botella”.

 

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